Los chicos felices por todo lo que vivieron en la cancha contigua a la Plaza Estado de Israel del Barrio Apipé, y me contaban que antes de llegar allí estuvieron compitiendo en otro campeonato realizado en otro barrio.
Esa es la pasión que desata el deporte barrial, donde no existen otras reglas que la sana convivencia y el respeto al adversario.
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