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4/21/2008

Vista de la imponente Basílica de Nuestra Señora de Itatí "Reina del Paraná y Reina del Amor" (así fue entronizada por el Papa León XIII)
Es una obra monumental que posee tres naves con una cúpula central de 26 m de diámetro y 85 m de altura incluídos los 7,50 m de la imagen exterior de la Virgen, realizada en cobre y que corona la cúpula. Su piedra fundamental fue colocada en 1938 y fue oficialmente inaugurada en la fecha en que se conmemoraba el cincuentenario de su Coronación, el 16 de julio de 1950

Orígenes de la devoción (tomado de www.donorione.org.ar)
Se cree que la imagen de la Virgen de Itatí fue traída de la reducción de Ciudad Real, provincia de Guayrá. Los franciscanos emigraron hacia el sur debido a los constantes ataques de los indígenas, llevando consigo la imagen de la Virgen y así llegaron a la región de Yaguarí, donde estaba la Reducción de otro franciscano, fray Luis Gámez. En ese lugar levantaron un oratorio y colocaron a la Virgen, pero un ataque de aborígenes hostiles destruyó el lugar, y la imagen de la Virgen Inmaculada desapareció de allí.
Según la tradición la imagen habría sido encontrada en el curso del alto Paraná, no lejos del puerto de Santa Ana, por un grupo de indios. Estos vieron a la Virgen Inmaculada sobre una piedra (Itatí en guaraní significa "punta de piedra") rodeada de una luz muy brillante y acompañada de una música sobrenatural. Fray Luis Gámez ordenó el inmediato traslado de la figura a la reducción, pero la imagen volvió a desaparecer en dos ocasiones, retornando a su lugar cerca del río.
Los religiosos comprendieron cuál era la voluntad de la Santa Madre, y se dispuso el traslado del asentamiento a esos parajes. En 1615 (1580 según otras versiones) el puerto de Santa Ana quedo abandonado, y fray Luis de Bolaños funda la nueva reducción a la que da el nombre de "Pueblo de Indios de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí". Con el tiempo, el lugar comenzó a conocerse simplemente como Itatí, y fray Luis de Gamarra, párroco del lugar, fue el primero en dar a conocer los milagros de la Virgen.
En la Semana Santa de 1624 tiene lugar la primera transfiguración de la Virgen, que duró varios días. Gamarra relata en un documento de la época: "... se produjo un extraordinario cambio en su rostro, y estaba tan linda y hermosa que jamás tal la había visto". Las transfiguraciones se repitieron a lo largo de los años, y en ocasiones también se oyó esa música sobrenatural de la que habían hablado los indígenas que encontraron la imagen.
Los milagros y las curaciones son incontables, pero quizás el más increíble y espectacular haya ocurrido en 1748. En ese año hubo un gran malón que buscaba destruir y saquear el poblado, pero cuando los indios llegaron a las puertas de Itatí, se abrió ante ellos una ancha y profunda zanja que les impedía el paso. Ante este hecho se retiraron despavoridos, y los habitantes del lugar acudieron entonces a la capilla agradecer a su Patrona.

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