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A continuación, transcribo estas líneas tomadas de http://www.donorione.org.ar/:
"A los pies de la Santísima Virgen de Itatí he podido celebrar dos misas y he pasado horas dichosas, y raramente he sentido tanto gozo como aquí, entre éstos, nuestros hermanos”.
Con estas palabras escritas en una carta del 28 de junio de1937. Don Orione contaba la experiencia de su visita a la tierra correntina donde la Madre de Dios quiso quedarse muchos años antes para acompañar a sus hijos.
En enero de 1935, durante sus segunda visita a nuestro país, Don Orione había aceptado el insistente pedido del nuncio apostólico Mons. Felipe Cortesi para que la Pequeña Obra de la Divina Providencia asumiera y administrara el santuario de Nuestra Señora de Itatí, la parroquia y el colegio. Una vez dado el sí, y antes de enviar a sus hermanos religiosos, Don Orione quiso adelantárseles apara conocer el lugar y recibirlos como padre.
El padre Luis Orione recorrió junto al padre Benito Anzolín – rector del santuario por entonces- las fosas cavadas para levantar los cimientos del actual templo. Bendijo a los obreros de la construcción y les indicó que no tuvieran miedo a los peligros que se les presentaran porque la misma Madre de Dios los sotendría y protegería en sus labores.
Desde los comienzos, Don Orione consideró a Itatí la avanzada de la gran devoción de la Virgen, uno de los motivos –guía de la congregación que había fundado tres décadas atrás en su Italia natal. La llegada de su obra hasta aquel paraje de la provincia de Corrientes revitalizó un santuario que hoy se encuentra entre los más representativos de la fe y la religiosidad populares de toda América Latina.
"A los pies de la Santísima Virgen de Itatí he podido celebrar dos misas y he pasado horas dichosas, y raramente he sentido tanto gozo como aquí, entre éstos, nuestros hermanos”.
Con estas palabras escritas en una carta del 28 de junio de1937. Don Orione contaba la experiencia de su visita a la tierra correntina donde la Madre de Dios quiso quedarse muchos años antes para acompañar a sus hijos.
En enero de 1935, durante sus segunda visita a nuestro país, Don Orione había aceptado el insistente pedido del nuncio apostólico Mons. Felipe Cortesi para que la Pequeña Obra de la Divina Providencia asumiera y administrara el santuario de Nuestra Señora de Itatí, la parroquia y el colegio. Una vez dado el sí, y antes de enviar a sus hermanos religiosos, Don Orione quiso adelantárseles apara conocer el lugar y recibirlos como padre.
El padre Luis Orione recorrió junto al padre Benito Anzolín – rector del santuario por entonces- las fosas cavadas para levantar los cimientos del actual templo. Bendijo a los obreros de la construcción y les indicó que no tuvieran miedo a los peligros que se les presentaran porque la misma Madre de Dios los sotendría y protegería en sus labores.
Desde los comienzos, Don Orione consideró a Itatí la avanzada de la gran devoción de la Virgen, uno de los motivos –guía de la congregación que había fundado tres décadas atrás en su Italia natal. La llegada de su obra hasta aquel paraje de la provincia de Corrientes revitalizó un santuario que hoy se encuentra entre los más representativos de la fe y la religiosidad populares de toda América Latina.
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