Aquí el profe Manuel ya se encuentra resignado y entregado a su suerte. Los chicos quitaron con sus pies los vasos que el voluntario tenía adosados a sus hombros, espalda, cabeza y boca, sin dejar ningún rasguño en la humanidad de nuestro compañero, quien regresó tranquilo a su lugar para continuar observando la demostración.
6/09/2008
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